El reciente Digital Markets Act (DMA) de la Unión Europea, vigente desde marzo de este año, ha comenzado a trazar nuevas reglas para las grandes empresas tecnológicas conocidas como «gatekeepers». Estos «gatekeepers» son empresas que controlan el acceso a mercados digitales y pueden influir en la competencia. El DMA tiene la intención de limitar sus prácticas monopólicas y establecer normas para la gestión de bases de datos. Este cambio ha sido precedido por las ya conocidas sanciones impuestas a gigantes como Google entre 2017 y 2018, que alcanzaron multas de hasta 5 mil millones de dólares por sus abusos en el manejo de la competencia y los datos. El nuevo enfoque del DMA apunta a establecer un equilibrio entre el control de estas grandes compañías y la garantía de los derechos humanos en el entorno digital.
En el contexto de un entorno digital en rápida evolución y el creciente poder de las grandes tecnológicas, es fundamental cuestionar cómo se puede equilibrar la protección de los derechos fundamentales con el avance tecnológico. Sin embargo, surge una pregunta crucial: ¿Es posible armonizar los derechos humanos y la innovación? La Unión Europea parece convencida de que puede estabilizar sus mercados asegurando el respeto por los derechos de las personas sin frenar el avance tecnológico. Pero lograr ese equilibrio puede ser más complicado de lo que parece. La regulación estricta tiene consecuencias inesperadas, limitando la capacidad de innovación y perjudicando el crecimiento económico, justo lo contrario de lo que se busca. Además, la Unión Europea parece desconfiar de los agentes del mercado, prefiriendo ejercer un control centralizado a través del poder regulatorio, lo cual resulta en una falta de flexibilidad y adaptación frente a los rápidos cambios tecnológicos. Un ejemplo de esto fue el impacto de la Regulación General de Protección de Datos (GDPR), que aunque buscaba proteger la privacidad de los usuarios, también generó una carga significativa para las pequeñas empresas, limitando su capacidad de innovar y adaptarse rápidamente, pero ese es tema para otro articulo.
Además, en contraste con el enfoque centralizado de la Unión Europea, la postura de Estados Unidos frente a los «gatekeepers» difiere radicalmente. En lugar de imponer regulaciones estrictas, Estados Unidos ha optado por una estrategia que aprende de los errores del pasado e involucra a diversos actores de la sociedad, desde agencias gubernamentales hasta empresas pequeñas y medianas, para enfrentar los desafíos tecnológicos. Aunque la falta de regulación ha permitido que las grandes tecnológicas acumulen poder, también ha fomentado un ecosistema más dinámico y adaptable. Jen Easterly, directora de la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad de Estados Unidos, en su articulo en Foreign Affairs ha señalado que es fundamental que el país enfrente estas amenazas con una estrategia proactiva, fortaleciendo la democracia y permitiendo el desarrollo tecnológico sin sofocarlo.
Este enfoque busca no solo controlar a las grandes tecnológicas, sino también promover el rol de las pequeñas y medianas empresas como motores de innovación y estabilidad. Al confiar en los agentes del mercado y fomentar la colaboración. Mientras tanto, el enfoque de la Unión Europea, basado en la desconfianza hacia el mercado y la creencia en la intervención estatal como única solución, podría acabar siendo contraproducente, perjudicando a aquellos a quienes pretende proteger.
La pregunta que queda sobre la mesa es si el enfoque de la Unión Europea es el camino correcto para encontrar armonía entre la innovación y la protección de los derechos humanos, o si, por el contrario, podría terminar siendo un obstáculo que limite el potencial de desarrollo tecnológico y económico. Quizás la clave esté en confiar más en los actores del mercado y buscar un equilibrio donde ambos paradigmas puedan coexistir sin conflictos insalvables.
Fuentes:
https://www.csis.org/analysis/implications-digital-markets-act-transatlantic-cooperation
https://www.foreignaffairs.com/united-states/artificial-intelligences-threat-democracy
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